¿Sabes que existen ciertos trucos que te pueden ayudar a adelgazar comiendo? Revisar los alimentos que comes y cómo los comes siguiendo estos sencillos consejos puede hacer mejorar tu salud, tu bienestar y tu línea. ¡Empezamos!
1. ¿Qué comes?
Saber elegir lo que comemos es el primer paso para perder esos kilos que nos sobran sin dejar de lado los nutrientes necesarios para seguir con nuestra vida diaria. Antes de probar con las famosas dietas milagro y sufrir el efecto rebote que muchas de ellas traen de la mano, prueba a seguir estos consejos.
• Evita los alimentos con calorías vacías.
¿Qué son las calorías vacías? Son aquéllas que provienen de azúcares o grasas sólidas pero no aportan energía ni ningún otro valor nutricional. Por ejemplo la bollería industrial, embutidos, salchichas, snacks industriales, etc.
¡Busca alternativas sanas como fruta, frutos secos o chocolate negro!
• Consume grasas saludables.
Cuando hablamos de grasas la mayoría de nosotros se echará las manos a la cabeza pero existen algunas que son sanas y necesarias. Por ejemplo las que aportan el aguacate, las aceitunas Kalamata, el aceite de oliva, las almendras, nueces y semillas de lino.
• Consume alimentos con alto contenido en fibra.
La fibra, además de mejorar nuestro tránsito intestinal, es un componente que nos permite sentirnos saciados por más tiempo. ¿Dónde podemos encontrarla? En frutas como el kiwi, la ciruela o el plátano; en verduras como el brócoli, la lechuga y las acelgas y en granos enteros como las legumbres, los salvados –de avena o trigo– y cereales.
• Elige alimentos frescos.
Los alimentos frescos son aquéllos que no han sufrido ningún tipo de proceso en su elaboración. Consumir verduras, pescado y carne fresca en lugar de sus homónimos precocinados nos evitarán consumir conservantes, colorantes y azúcares extra y harán que nuestra alimentación sea más equilibrada, ya que seremos conscientes de lo que ingerimos.
2. ¿Cómo comes?
Las prisas, el estrés o la obligación de comer fuera de casa varias veces a la semana hacen que no tengamos buenos hábitos y que nuestro estómago y nuestra línea se resientan. ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
• Come con lentitud.
Recordemos que el cerebro necesita al menos 20 minutos para registrar la sensación de saciedad. Comer más lento y masticar concienzudamente los alimentos, harán que no comamos más de lo que necesitamos, digiramos mejor y evitemos la sensación de pesadez que experimentamos al comer demasiado deprisa.
• Come sentado, concentrado.
A veces comemos delante del televisor o incluso delante del ordenador por cuestiones de trabajo. Esto hace que nuestro cerebro esté concentrado en otra cosa y que el proceso químico por el que nos sentimos saciados sea más lento.
• Lleva un registro de lo que comas.
Es un truco muy sencillo pero muy importante. Tener un control por escrito de nuestra ingesta diaria, podemos detectar dónde está fallando nuestra dieta, cómo mejorarla, qué días nos hemos “pasado” y qué días podemos darnos un capricho.
• Bebe mucha agua durante el día.
Al mantenernos bien hidratados comemos menos, pues muchas veces confundimos el hambre con la sed. Beber mucha agua a lo largo del día nos ayudará a fimentar la sensación de saciedad y, además nos mantendrá hidratados.