Esta receta de whoopies es de origen norteamericano, un pastelillo de chocolate y nata que mezcla lo mejor de los bizcochos y las galletas.
INGREDIENTES
- 280 g de harina
- 115 g de mantequilla
- 1 huevo
- 210 g de azúcar moreno
- 30 g de cacao en polvo
- 1 cucharadita de levadura en polvo
- Pizca de sal
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 115 ml de leche
- 125 g de yogurt natural
- Nata montada para el relleno
ELABORACIÓN de los Whoopies
- Precalentar el horno a 180º y preparar una bandeja con papel de horno. Para guiarnos al hacer los whoopies, podemos poner debajo del papel de horno una plantilla de papel con círculos dibujados, y eso nos servirá de guía para que todos tengan el mismo tamaño.
- En un bol tamizamos la harina con el cacao el polvo, la sal y la levadura.
- En otro bol a parte, mezclamos el yogur y la leche, y reservamos.
- Aparte, batimos la mantequilla y el azúcar hasta obtener una mezcla esponjosa. Añadimos el huevo y la vainilla y batimos hasta que la mezcla sea homogénea.
- A continuación, incorporaremos la mezcla de harina y la mezcla de leche y yogur, en dos partes, mezclando bien antes de echar el resto.
- Pasamos la masa a una manga pastelera y con una boquilla redonda grande distribuimos la masa siguiendo las guías de los círculos si los hemos dibujado, sino a ojo.
- Llevamos al horno durante 10-12 minutos hasta que estén ligeramente dorados.
- Una vez listos, los dejamos enfriar unos minutos sobre la bandeja y después los pasamos a una rejilla para que enfríen por completo.
- Para el relleno, en un bol batimos la nata con la ayuda de unas varillas eléctricas. Rellenamos los whoopies con una manga pastelera y una boquilla rizada.
CONSEJOS Y COMENTARIOS sobre los Whoopies
Es curioso lo que dice la wikipedia sobre el origen de los whoopies: «Aunque se los considera característicos de Nueva Inglaterra y tradicionales entre los Amish de Pensilvania,2 cada vez se venden más en todo Estados Unidos. De acuerdo con los historiadores gastronómicos, las mujeres Amish horneaban estos postres (conocidos entonces como hucklebucks) y los colocaban en fiambreras para los agricultores quienes, al verlos, gritaban «¡Whoopie!».
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